Bienvenidos a Frías Sonrisas... en este blog, Verónica y yo, Lena, estamos escribiendo una historia, pero no podemos decir exactamente cuál es el tema... u os desvelaríamos la trama jaja que tengaisuna buena lectura ! :D

miércoles, 31 de marzo de 2010

Scarlett

jelow ! soi Lena :P
Aquí os dejo el tercer capítulo de esta historia... o el segundo, según lo mires... U.ó ! dejémoslo ahí xD
ójala os esté gustando :D


..................................................................................

- "No podré desde hoy reconocerte
para que así mis faltas no te humillen,
ni podrá tu bondad honrarme en público
sin despojar la honra de tu nombre.
Mas no lo hagas, pues te quiero tanto

que si es mío tu amor, mía es tu fama".
Al terminar aquella estrofa, me volteé para mirar al profesor de literatura, que no consiguió sostener mi mirada. Aburrida, murmuré:
- ¿Qué le ha parecido?
Él pareció volver en sí, y levantó la vista:
- Bien... una grata forma de recitar... muy bien, ¿por qué elejiste esta obra?
- Me pareció un buen ejemplo de como se puede arruinar un grandioso poema en el último verso, señor.
El anciano pestañeó, entre confuso y enojado.
- ¿A qué viene ese comentario, señorita? Bien sabemos todos que Shakespeare fue un renombrado...
- Eso no tiene nada que ver -le interrumpí, tajante -. Empieza diciendo verdades, contando historias, expresando sentimientos, y de pronto aparecen sus ideales, su personalidad, y se vuelve tan egocéntrico que me dan ganas de abofetearle, si viviese aún.
El resto de los alumnos se revolvían en sus asientos, curiosos por ver qué pasaría.
- ¡Esto no se lo consiento! Señorita, a jefatura.
- Como quiera -me encogí de hombros, y salí a paso calmado, indiferente.
¿Qué me importaba a mí un castigo más o uno menos?

Tenía el propósito de abandonar el instituto; no me apetecía aguantar más discusiones sin sentido.
De pronto, un escalofrío recorrió mi espalda.
Rápidamente, me volteé, malhumorada, para encontrarme a pocos milímetros de mí un rostro de ojos oscuros. Abrí los ojos de par en par, al percatarme de quién era. Rizos negros, suave palidez, mirada tenaz.
La chica de los dibujos.
Di un veloz paso hacia atrás, alejándome de ella instintivamente. Por primera vez en al menos cincuenta años, tropecé. La fuerza de la gravedad me atraía hacia el rígido suelo de baldosas. Todo parecía ocurrir a cámara lenta. La expresión de sorpresa y repugnancia de la chica, su mano extendiéndose hacia mí, mientras se le caía, de nuevo, la carpeta de los dibujos. Ésta llegó al suelo, increíblemente, mucho más rápido que yo, y la chica resbaló con ella. En el suelo las dos, una encima de otra, con expresión atónita.
Nos quedamos mirándonos, mientras sus facciones -y, seguramente, también las mías - se iban relajando, y nos levantamos, lentamente.
De pronto, dijimos, al mismo tiempo:
- Esto... ¡perdón!
Sin avisar, una segura risa asomó por nuestras bocas.

Disculparse, tras una caída -y más teniendo en cuenta la caída que fue- es totalmente normal. Pero eso... ¿qué importaba? Al fin había podido reír, después de tanto tiempo... y pude ver, entonces, aquel fuerte vínculo que nos unía, desde hacía tanto tiempo. Aquella no era, desde luego, una chica normal.

1 comentario:

  1. ah k xvr !" amm suena razonable lo d shakespeare k drastiko ese profe" .. i no era dsd luego una xica normal ! (Y) ... la sigen ? :D ta interesante

    ResponderEliminar